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Una burbuja 
de Champagne

En medio de escándalos de corrupción de la derecha y debilidad de la izquierda, el apartidista Emmanuel Macron encabezaría las encuestas, sin embargo ¿podrá ser
 el próximo presidente de Francia?
06 de Febrero 2017
Emmanuel Macron
Emmanuel Macron

Desde 2015 los medios franceses y europeos comenzaron a hablar de él. Fue parte del gabinete del actual mandatario francés. El diario Le Monde lo calificó entonces como un “ovni político que se emancipó del gobierno” y eran más que evidentes sus enfrentamientos con el primer ministro Manuel Valls y su distanciamiento del presidente François Hollande. En agosto de 2016 renunció a su cargo como ministro de Economía para pelear de manera independiente, alejado de cualquier partido político, por la presidencia de Francia y ser el nuevo inquilino de la residencia de los Campos Elíseos.

En abril de 2016 creó el movimiento político En Marche! (¡En Marcha!) que rápidamente ganó seguidores en todo el territorio francés y que ha sido visto con buenos ojos en el resto de Europa.

Las aspiraciones presidenciales del ex ministro de Hollande seguían vivas y de hecho, según las últimas encuestas, más que nunca.

Y es que la semana pasada dos escándalos golpearon tanto a François Fillon, candidato de la derecha, como a Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional y representante del ala más radical de los conservadores franceses.

Los escándalos están vinculados a un tema que poco tolera el electorado francés: corrupción, nepotismo y desvío de recursos.

Fillon está ahora inmerso en un escándalo por un presunto empleo ficticio de su esposa Penélope, quien supuestamente cobró 800 000 euros por haber trabajado como su asistente parlamentaria.

Según las últimas encuestas publicadas en medios –tanto franceses como internacionales– el pasado 1 de febrero, la consecuencia del escándalo sería la eliminación del candidato conservador en la primera vuelta de los comicios de abril.

Según las proyecciones, Fillon obtendría apenas 20 % de los votos en la primera ronda, superado por la líder de la extrema derecha Marine Le Pen (26-27 %) y Emmanuel Macron (22-23 %).

Sin embargo, Marine Le Pen también enfrenta un escándalo pues el Parlamento Europeo ha dispuesto que debe devolver 340 000 euros recibidos de la eurocámara y presuntamente empleados con fines partidistas y electorales, es decir, para usos extraparlamentarios.

Y es que Le Pen además de ser líder del partido Frente Nacional en Francia, también es eurodiputada, por lo cual le ha sido embargada la mitad de su salario debido a esta presunta malversación de fondos, misma que ella ha negado.

Este escenario, aunado a la cercanía de Le Pen con el polémico presidente norteamericano, Donald Trump, ponen a la extrema derecha en una situación vulnerable pues según las encuestas, Emmanuel Macron, que nunca ha sido elegido en urnas para ningún cargo, podría derrotar a Le Pen en la segunda vuelta de mayo con 65 % de los votos.

En el cuarto sitio está hasta ahora ubicado el candidato socialista Benoît Hamon, ganador de las primarias de la última semana de enero, con apenas 16 % de las preferencias electorales, delante del líder de la ultraizquierda Jean-Luc Mélenchon (10 %), quien realmente no tiene posibilidades para ganar la contienda electoral.

La opción millennial 

La fuerza del movimiento político creado por Emmanuel Macron encuentra su mayor eco en las redes sociales y el marketing digital, aunque también ha sabido seducir a la prensa europea. Siendo el candidato más joven en la contienda por la presidencia francesa, no es de extrañar que sea el sector juvenil de votantes el más identificado con la propuesta del ex ministro de Economía, Recuperación Productiva y Asuntos Digitales. Justo por haber ocupado dicho cargo, mucho del apoyo del candidato independiente también se encuentra en el sector emprendedor o la llamada French Tech, este movimiento de innovadores y emprendedores digitales que quieren convertir a Francia en el Silicon Valley europeo.

Además del apoyo de la generación millennial, el movimiento de Macron fue bienvenido por varias personalidades políticas como Najat Vallaud-Belkacem, el mismo presidente François Hollande e incluso Jean-Pierre Raffarin, quien ha considerado que el movimiento aporta “savia nueva” a la política francesa.

A pesar de que Emmanuel Macron ha sido miembro del Partido Socialista (PS) de 2006 a 2009, en el manifiesto del movimiento ¡En Marcha! se dice que desea salir de los marcos políticos tradicionales y quiere presentarse como una organización transversal que se opone al tradicional dualismo izquierda-derecha entre progresistas y conservadores. Macron afirma que ¡En Marcha! es a la vez de derechas y de izquierdas, otros lo definen como un “populismo progresista” que nada tiene que ver con el populismo nacionalista que toma fuerza en los discursos de la extrema derecha.

 

Jobs “a la francesa”

En la televisión alemana, Macron ha sido calificado como “un Steve Jobs a la francesa”, esto debido a su forma de defender su postura en las redes sociales y a la estrecha comunicación que el también llamado “niño prodigio” de la política francesa tiene con los jóvenes votantes. Macron asegura que sus máximas son el trabajo, la libertad, la fidelidad y la apertura, discurso con el que ha seducido a la prensa internacional, a tal grado que la misma BBC lo ha comparado con Tony Blair.

Lo cierto es que este joven político francés, proeuropeo, liberal en lo económico y de izquierdas en lo social, es lo que los jóvenes esperan de un político no tradicional que puede atraer a los votantes que temen a Le Pen y su extremismo nacionalista. Y es que, si bien en un principio era considerado el candidato de los llamados “bo-bos” (burgueses y bohemios parisinos) y los adinerados emprendedores tecnológicos que acudían a sus mítines en París, ahora el más joven de los candidatos presidenciales convoca en ciudades pequeñas a gente de todas las edades y clases sociales. Como bien han dicho incluso sus rivales políticos, Macrón es hoy una “burbuja de champagne esperando emerger”.

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